Introducción al Óctuple Noble Sendero: Una guía para liberarnos del sufrimiento
El artículo de hoy, lo dedicamos a introducir los conceptos esenciales que nos permitan comprender mejor las principales enseñanzas budistas, reflejadas en el óctuple noble sendero.
SABIDURÍA
Escuela Shaolin Quan
Introducción al Óctuple Noble Sendero: Una guía para liberarnos del sufrimiento
El Óctuple Noble Sendero es el conjunto de enseñanzas fundamentales del budismo, que nos invita a cuestionar y corregir los aspectos erróneos de nuestra percepción. Cada uno de los ocho puntos forman parte de una guía completa, cuyo objetivo final es disminuir e incluso liberarnos del sufrimiento que experimentamos en nuestras vidas. De acuerdo con esta enseñanza, esto puede lograrse adquiriendo el conocimiento y la comprensión necesarias acerca del funcionamiento de la mente y su relación con el exterior.
Sin embargo, es un texto que fue desarrollado para ser aplicado entre budistas, por lo que el lenguaje utilizado en estas enseñanzas puede resultar anticuado y difícil de comprender, sumado a la dificultad añadida de los propios conceptos que explican.
Por este motivo, vamos a realizar una interpretación de estos ocho puntos. Desde una visión más cercana a nuestros tiempos, que conecte más fácilmente con la mentalidad y formas de pensamiento contemporáneas.
Este artículo lo dedicaremos a desarrollar los conceptos esenciales que nos permitan comprender el fundamento de esta enseñanza budista. En el próximo, nos adentraremos en el Óctuple Noble Sendero.
Introducción sobre la realidad y cómo la percibimos
¿Qué es la realidad?
La realidad es un conjunto ilimitado de información. Como analogía, podemos a compararlo a internet, todo está ahí. Sin embargo, sólo nos muestra la información alineada con nuestras búsquedas e intereses.
¿Qué es la percepción?
La percepción es una interpretación de la realidad. Por esto, entendemos que existen tantas percepciones e interpretaciones de la realidad como personas. Lo que percibe una persona a través de los sentidos, es interpretado por el cerebro en base a la información que ya ha adquirido en todas sus experiencias anteriores. Vivimos en un acto de interpretación permanente de toda la información que recogen nuestros sentidos. Esto constituye una interpretación de la realidad constante y personalizada. Por este motivo, afirmamos que vivimos en una ilusión generada por nosotros mismos.
Nuestra mente subconsciente, desde donde se proyecta involuntariamente el modelo de realidad que percibimos, literalmente se programa durante la infancia. En este periodo, aprendemos a percibir con los sentidos, aprendemos a hablar y en consecuencia a pensar, aprendemos a sentir, a utilizar el cuerpo, a relacionarnos, etc. Aprender a percibir es aprender a interpretar, en este proceso asociamos formas, colores, olores, sonidos y texturas a palabras concretas. A través del lenguaje programamos nuestra mente, conformando nuestra interpretación personal de la realidad.
Por este motivo, toda la información programada durante la infancia y la adolescencia queda sedimentada en nuestra mente subconsciente, como en una habitación cerrada de forma incoherente y desorganizada.
Esto crea un complejo sistema de creencias que actúa, posteriormente, como un filtro sobre nuestra percepción (interpretación) de la realidad. Este complejo sistema de filtrado, que reconocemos como nuestra personalidad o ego, tiene una característica esencial para su funcionamiento, el comportamiento dual. Es decir, determina tanto lo que percibimos como lo que no percibimos.
Esto significa que en todo momento existe información que aceptamos e información que rechazamos. El umbral de información que aceptamos conecta con aquella que identificamos, y por lo tanto reconocemos a nivel subconsciente, esto es lo que “yo soy “. La información que no identificamos, al no encontrar una conexión a nivel subconsciente es rechazada, conformando aquello que “yo no soy”. Como consecuencia, la mente vive polarizada, bajo la ilusión de dos polos opuestos, basada en la comparación y el contraste, entre lo que puede y no puede ser.
La mente dual o egoica, se define a sí misma a través del “yo soy” y el “yo no soy”. Lo primero implica el rechazo de lo segundo. La mente dual le atribuye un valor positivo a aquello que cree ser, y un valor negativo a aquello que cree no ser. Como consecuencia, niega y reprime sistemáticamente toda la información recibida desde el plano identificado como negativo.
Una persona que se percibe como violenta, considera que la vida es violenta y peligrosa, por esto crea violencia física o verbal en su vida, como una forma de validación de su propia creencia. Al otro lado, una persona que se percibe como no violenta, rechazará cualquier tipo violencia en su vida incluso cuando esta se vea amenazada, ya que considera que en la vida no hay lugar para ella. De esta forma da validez a su propia visión de la realidad.
La verdad, es que la vida no es nada de eso en sí misma, la vida será lo que cada uno haga de ella en base a sus propias decisiones y experiencias.
La violencia no es más que otro aspecto de nuestra propia naturaleza asociado a la supervivencia, cómo la procesemos y la expresemos tiene que ver con nuestro propio sistema de creencias. La falta de comprensión y de una relación sana con nuestras propias emociones y experiencias vividas, nos dirigen, como acabamos de ver, hacia uno de los dos polos opuestos. En el primer caso, vemos una relación con la violencia basada en el exceso o positiva. En el segundo caso, vemos una relación de represión, es decir, en defecto o negativa.
En ambos casos existe una percepción distorsionada a nivel mental, que a causa de la negación total del polo opuesto, se ve manifestada en forma de alteración emocional. La persona violenta rechaza incorporar un aspecto más sensible y comprensivo a su personalidad, así como la persona identificada como no violenta, rechaza incorporar un aspecto más fiero a la suya. En ambos casos, su vida estará rodeada de situaciones y relaciones que les recuerden la necesidad de comprender ese aspecto polarizado de sí mismos que rechazan, y en consecuencia reprimen, generando sufrimiento.
¿Cómo percibo la realidad?
A través de los sentidos, que han sido educados o calibrados desde la infancia. La información de la realidad que está fuera de ese rango de calibrado, directamente no existe para nosotros. Esto no quiere decir que no la percibamos, sino que, al hacerlo de forma inconsciente, genera en nosotros una contradicción subyacente. Esto provoca una incoherencia mental y es causa de sufrimiento, ya que la mente no puede dar por verdaderos dos mensajes contradictorios entre sí. La mente necesita equilibrio y coherencia para funcionar correctamente.
Por esto, reconocer nuestras incoherencias internas nos permite liberarnos de sus consecuencias, el sufrimiento. De esta manera tomamos consciencia de las creencias que generan nuestra percepción personal de la realidad. Esto consiste en comprender las causas y los efectos de lo que sucede en nuestra mente. Al igual que un nudo, nuestro sistema de creencias necesita ser desenredado a la luz de la comprensión. Un proceso muy complejo pero esencial si deseamos lograr una mayor paz mental.