Yin y Yang: el sistema nervioso central

Seguro que has oído hablar del Yin y el Yang, pero muy posiblemente aún no hayas oído como estos principios afectan a tu sistema nervioso y a tu estado de ánimo. En el artículo de hoy lo explicamos e incorporamos un ejercicio práctico para aplicarlo en tu vida cotidiana.

SALUD

Escuela Shaolin Quan

Yin y Yang: el sistema nervioso central

De acuerdo con la cosmogonía taoísta, el universo manifestado se rige bajo la ley del equilibrio perpetuo de dos fuerzas complementarias. De forma análoga, ambas fuerzas también rigen nuestro sistema nervioso central. Comprender esto puede ayudarnos a reconocer y equilibrarnos más fácilmente en nuestra vida cotidiana.

El concepto de Yin y Yang es fundamental en la filosofía taoísta. Representa la dualidad presente en todo el universo, donde Yin es el principio femenino, pasivo y receptivo, mientras que Yang es el principio masculino, activo y creativo. Estas dos fuerzas opuestas pero complementarias se encuentran en constante interacción y equilibrio.

En el contexto del sistema nervioso central, el Yin y el Yang representan dos aspectos fundamentales: el sistema nervioso parasimpático y el sistema nervioso simpático. Estos dos sistemas trabajan juntos para mantener el equilibrio y el funcionamiento adecuado de nuestro cuerpo.

El sistema nervioso parasimpático, asociado con el Yin, es responsable de las funciones de descanso, relajación y digestión. Actúa como un freno, contrarrestando el estrés y permitiendo que nuestro cuerpo se recupere y se regenere. Cuando estamos en un estado de calma y tranquilidad, es el sistema nervioso parasimpático el que está en funcionamiento.

Por otro lado, el sistema nervioso simpático, asociado con el Yang, se activa en situaciones de estrés, peligro o emergencia. Es conocido como la respuesta de "lucha o huida", ya que prepara nuestro cuerpo para enfrentar una amenaza o escapar de ella. Aumenta la frecuencia cardíaca, dilata los vasos sanguíneos y moviliza la energía necesaria para responder de manera rápida y eficiente.

Es importante destacar que ambos sistemas son necesarios y complementarios. No se trata de que uno sea mejor que el otro, sino de mantener un equilibrio adecuado entre ambos. En la vida cotidiana, es común que estemos expuestos a situaciones que activan nuestro sistema nervioso simpático, como el trabajo, las responsabilidades o los problemas personales. Sin embargo, si permanecemos en este estado de alerta constante, sin permitir que el sistema nervioso parasimpático se active, podemos experimentar estrés crónico y sus consecuencias negativas para nuestra salud.

Reconocer y equilibrar estas dos fuerzas en nuestro sistema nervioso central es fundamental para nuestra salud y bienestar. Es importante recalcar que el sistema simpático como parasimpático actúan con un margen de regulación amplio, como un dial que recorre diferentes grados de intensidad en uno y otro sentido.

Ejercicio práctico + uno

Con el fin de comprenderlo mejor, y hacer estos conceptos más asequibles para el día a día, vamos a imaginar, e incluso podemos dibujar un dial con dos marcas en cada extremo. Para el aspecto Yin máximo, vamos a situar el sueño profundo, con el valor de “0”. Y para el aspecto Yang máximo situaremos un ataque de ansiedad, por ejemplo, con el valor de “10”.

Lo siguiente es darle un valor a nuestro grado "medio" o más habitual de ánimo, según nuestro criterio, por ejemplo "4". Por último, organizaremos nuestras distintas actividades cotidianas dentro, en función del grado de estrés o relajación que nos generan a partir del valor medio que hayamos elegido. Añade todo lo que quieras ¡no te cortes!

Debemos tener en cuenta que estar sentado no necesariamente es una actividad relajante, si estamos trabajando o estudiando, el cerebro está activo, en funcionamiento intenso, por lo tanto, hay estrés, ya que hay mucha información, es decir pensamientos. Por el otro lado, al realizar ejercicio físico como Kung Fu, aunque nos haga sentir bien, también estamos generando estrés físico y mental.

Es importante ubicar todo aquello que forme parte de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo: hablar con cierta persona me genera estrés, o mirar por la ventana me relaja. Lo importante es revisar tu vida e incluir todo aquello que sea importante para ti un uno u otro sentido, puedes hacer una lista antes y luego organizarlo todo en tu dial de estrés personal. Quizá descubras cosas que te estresan y no lo sabías y viceversa.

A continuación, una vez está todo situado, observa tus anotaciones. Lo más probable es que haya bastantes más cosas relacionadas con la actividad y el estrés, que cosas relacionadas con la relajación y el descanso. ¿Cuánto tiempo tomas al día para estar contigo y hacer cosas que contribuyen con tu paz mental? O, por el contrario, puede que descubras que tu vida es muy pasiva y necesitas incorporar una mayor actividad y movimiento.

Ser más consciente de las cosas que ocupan tu vida cotidiana y que cantidad de estrés o relajación generan en ti, te ayuda a identificar mejor las medidas para equilibrar tu sistema nervioso. En cualquier caso, será beneficioso disminuir las cosas que te hacen sentir peor y fomentar aquellas que te hacen sentir mejor. Al tiempo que encuentras un mayor equilibrio entre tus actividades activas y pasivas.

Otra versión del mismo ejercicio, algo más avanzado, consiste en realizar lo mismo pero con los pensamientos y conversaciones internas que tienes a lo largo del día. Situándolos de menor a mayor grado de positividad. Es algo más complejo, porque requiere estar atentos a nuestros pensamientos, de una forma a la que no estamos acostumbrados. Pero te aseguramos que el resultado te sorprendería.

El cuerpo como la mente necesitan de una limpieza y descanso diario, debido a su permanente funcionamiento. El cuerpo desecha lo que no necesita y además nos encargamos de mantenerlo limpio, de la misma manera, la mente necesita que vaciarse de contenido innecesario, como emociones y pensamientos negativos o recurrentes. Para ello, encontramos actividades más favorables que otras en ambos lados. En el lado pasivo podemos descansar a través de la relajación, ejercicios respiratorios o estiramientos suaves. En el lado activo podemos realizar deportes, artes marciales u actividades al aire libre.

Por lo general, nos resulta mucho más sencillo mantener hábitos perjudiciales, que incorporar hábitos nuevos más saludables. Por este motivo os animamos a equilibrar la balanza e invertir en ti mismo, realizando un esfuerzo que va a repercutir positivamente en tu calidad de vida. Mejorando así tu salud física, mental y emocional. Nunca es tarde para empezar a sentirse mejor.